Gran Sabana no postal

Mi madre siempre dice que vivo "en el fin del mundo". Yo vivo en la Gran Sabana, en el sureste extremo de Venezuela, en un sitio tan distante
y tan distinto que hasta se me ocurrió quedarme a vivir. Los invito a conocer esa Sabana que experimento en mi cotianidad: la Gran Sabana no postal.

jueves, 17 de junio de 2010

R no es sordo ni mudo, él sólo habla pemón

Cada año, en Santa Elena se realiza un corcurso de lectura en español, pemón y portugués (Fotografía de Morelia Morillo).
R tiene 3 años, sin embargo, su papá y su mamá acaban de descubrir su voz.

Hasta hace pocos días, M y J -ambos profesionales, no indígenas, habitantes de Santa Elena de Uairén- pensaban que su hijo era sordo y que por eso no hablaba.

Casi sin acordarlo entre ellos, se habían dado un tiempo, al niño y a ellos, para buscar una solución o al menos un diagnóstico. Tal vez, esquivaban una mala noticia.

Sus abuelos maternos también pensaban que el niño no hablaba, pero sólo lo comentaban entre ellos para no preocupar a los muchachos.

Al terminar su reposo, después del parto de R, M volvió a su trabajo. Ella trabaja en una de las instituciones dependientes del estado con oficinas en Santa Elena de Uairén.

Del cuidado de R se encargó una señora pemón. Las indígenas tienen fama de ser cariñosas, pacientes y calladas, ideales para cuidar a los bebés.

Dos años más tarde, la niñera decidió dejar el trabajo y, de inmediato, fue sustituida por otra mujer pemón tan callada y serena como la primera.

De entrada, M le advirtió a la nueva cuidadora: “él no habla, tiene que estar pendiente para saber si quiere ir al baño o comer”. Seguramente, la mujer la escuchó, le asomó una sonrisa y apenas se despidió de ella con un “adiós” deslizado entre dientes.

Al final de la tarde, M volvió de su trabajo y, entonces, la mujer pemón salió de su silencio para darle la noticia que tanto había esquivado M: “¿Cómo que R no habla? Él habla conmigo”. “Háblele a ver”, la retó M. “Achi' kö”, es decir “ven acá”, debió decir la mujer pemón. “Ina”, o “sí”, debió responderle el niño.

“Yo le hablo en pemón y él me responde”, aclaró la niñera para despejar por completo la incredulidad de la madre.

El pemón es el idioma del pueblo indígena pemón, los habitantes ancestrales del sureste venezolano, de la Gran Sabana.

El pemón es de origen caribe, de pronunciación glotonasal es decir que sus hablantes apenas abren la boca para hacerse escuchar, rico en palabras agudas y, a juzgar por la insignificante cantidad de hablantes no indígenas, es también sumamente difícil.

Según el Censo de Población y Vivienda realizado en 2001, los pemón venezolanos son 27.270 personas; la mayoría hablantes de su idioma y del español.

Muchos de ellos se comunican también en portugués y en inglés, pues tienen familiares y paisanos en Guyana y Brasil.

“Ailö”, es decir adiós o hasta luego, debió susurrar la mujer pemón dejando a M sin palabras. “Ailö” debió responderle R.
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